Sin embargo, pese el considerable esfuerzo tanto de los grupos empresariales como de las autoridades, en el fondo estas unidades de producción en masa no incentivan el verdadero ingenio de los calificados operarios y supervisores nacionales.
Y es que, desafortunadamente, el esquema de casi todas estas fábricas de autos sigue fiel al papel maquilador que en el arranque del celebrado TLC -NAFTA en inglés- impulsara el gobierno federal de hace 20 años y nos colocara en la esfera mundial como una promesa desarrolladora, hasta primermundista. Una imagen que todavía nos mantiene en la misma circunstancia, con el agravante de que no contamos con una infraestructura propia que genere tecnología y metodología propia, que sea cien por ciento mexicana. Pese los supuestos apoyos federales y estatales, no hay una verdadera industria automovilística nacional.
Las primeras generaciones de ingenieros automotrices tienen pocos años de arrancar y casi todas son captadas por las grandes empresas. El talento mexicano promovido es el que sabe obedecer y se apega a un guión de corporativismo que busca la máxima eficiencia de los empleados, con la meta final de lograr el desarrollo continuo de esas grandes empresas. Eso no es malo; lo decepcionante es que no exista promoción de empresarios, de gente que inicie negocios de manufactura y producción no sólo de bienes para las siempre hambrientas líneas de ensamblaje. La verdad, existen muy pocas cadenas de producción cien por ciento mexicanas, no hay desarrollo de tecnología. Todo es importado o trasplantado de otras latitudes. Así, el talento mexicano no tiene que pensar en crear, sino en repetir y esforzarse por que todo salga conforme el manual o los requisitos que obligan a la confección de un bien de alto nivel pero ajeno a la idiosincrasia nacional.
Sí, suena maravilloso ver tanta inversión en factorías de última generación, productos de primer nivel armados en México. Pero sería fantástico que algún día nuestro talento de ingenieros y especialistas lograse un mayor peso en el diseño y concepción de estos muebles tecnológicos llamados automóviles, no sólo su perfecto ensamble y exportación.
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