Porque el autoconstructor sueco no sólo genera información extra a sus pruebas de choque (crash-test) realizadas en sus propios laboratorios, sino que está singular experiencia le otorga data importante a los cuerpos de rescate que salvan vidas en las carreteras de aquel país sobre los nuevos metales y sistemas dispuestos en los coches más recientes del mercado.
De esta manera, los paramédicos y bomberos aprenden de primera mano como atender y acceder al interior de un coche de última generación sino que comprenden también la importancia de trabajar en un entorno relativamente nuevo, porque normalmente sus prácticas las realizan en coches desahuciados, casi chatarras. Y este acercamiento a una valoración en campo con unidades nuevas le agrega mucho valor a su experiencia.
Además, esta información estará disponible a nivel global en el corto plazo, por lo cual el beneficio social puede alcanzar a miles de automovilistas que tengan la mala suerte de sufrir un accidente de severas consecuencias.
Tras superar lo espectacular de los impactos, la relevancia de estas acciones confirman que no todas las empresas se rigen por la premisa económica sino que existe un sano deseo de extender los beneficios del aprendizaje con la sociedad, sin importar distancias o filosofías de vida. Un aplauso para Volvo.