Sin embargo, los nuevos vientos de cambio propiciados por las sociedades más preparadas, han orillado a que esa misma versatilidad de los autoconstructores mire hacia los nuevos mecanismos de propulsión como lo son motorizaciones híbridas, eléctricas o de alta eficiencia energética.
Ello pone en duda la futura existencia del automóvil como lo conocemos. Nuevos elementos electromecánicos, soluciones ecológicas, robótica avanzada y electrónica independiente acumulan puntos y conocimiento para lograr un viejo sueño de la ciencia ficción: los vehículos autonómos.
Parece lejano, pero hace 20 años las bolsas de aire empezan a difundirse entre los automóviles Premium; hoy hasta el segmento más económico las ofrece. O los motores turbocargados eran sinónimo de eficiencia deportiva; ahora se le buscan cualidades ahorrativas. Como olvidarse de que antes un radio con visor digital era toda una innovación; las pantallas táctiles nos embelesan con su simplicidad de uso. En fin, la revolución tecnológica nos alcanza en todos sentidos y dada la creciente carga de dispositivos electrónicos y elementos mecatrónicos en todos los rubros del automóvil, no queda muy lejos el día en que la movilidad personal o grupal corra por cuenta de un cerebro digital, enlazado con otros similes para lograr la automatización de una actividad antes completamente humana.
Claro, las mayores ventajas serán la disminuición de accidentes, el ahorro de tiempo con el esperado incremento de horas libres para los usuarios e incluso un alcance a personas hoy imposibilitadas para usar un vehículo por condiciones físicas o sociales.
Lo triste de está revolución radica en que no todos los países vivirán esta nueva movilidad. Lugares como Latinoamérica, África o zonas aisladas de Asia y Medio Oriente estarán marginados. Ello provoca preguntar: ¿serán estas regiones del planeta el último refugio de la conducción humana? ¿las últimas máquinas fabricadas para ser operadas por un ser vivo se negaran a desaparecer en estos países?
Lo debatible es saber si esta próxima revolución contara con nuevos actores -verbigracia Google- o las venerables marcas de autos seguirán el paso de la innovación y terminarán siendo los creadores de las máquinas en que puede confiar ciegamente cualquer ser humano.
En el futuro cercano quizá los robots que más nos ayuden sean aquellos con la forma o aspecto más convencional a nuestros ojos como el automóvil del mañana.