Los extras
Un punto a considerar en cualquiera de los sistemas antes mencionados es que el aire que genera el compresor llega muy caliente a la admisión. Esto es debido a la compresión que sufre el aire, pues como aumenta su densidad, también se incrementa su temperatura. Lo usual es acomodar un interenfriador (“intercooler”) justo antes de la admisión, para conservar las ventajas que otorga la turbina. En los supercargadores tipo Roots, se opta por colocar el compresor lo más cerca posible del múltiple de admisión para ahorrarse el interenfriador y sus tuberías.
Como el motor sufre una fuerte modificación por el agregado del supercargador o turbocompresor, es necesario ajustar otros sistemas como el de alimentación (más gasolina), el de aire (una mejor respiración), distribución (adelantar el tiempo de avance), escape (para facilitar la entrada, hay que aligerar la salida), enfriamiento (un mejor radiador o bomba de agua), etc.
También es bueno considerar una revisión de las flechas pues si se logra un aumento de potencia superior al 30% es posible que trabajen al límite de sus posibilidades. Otras partes que también pueden sufrir por el incremento de caballos de fuerza son los frenos, ya que en un coche de serie están calculados para una determinada potencia. Si ésta se dispara entre un 30 y un 50%, es obvio que requieren optimización.
El final
Esta información sólo pretende ilustrar un poco sobre los sistemas de sobrealimentación que existen en algunos coches deportivos como los que se ofrecen en el “aftermarket”, puesto que no todo lo que se halla en el mercado es de colocarse y ya. Hay que considerar muchos puntos, pues la compra de un sistema de sobrealimentación no es económica. A cambio, se obtienen muchas satisfacciones, sobre todo para los amantes de las grandes potencias.
Un punto a considerar en cualquiera de los sistemas antes mencionados es que el aire que genera el compresor llega muy caliente a la admisión. Esto es debido a la compresión que sufre el aire, pues como aumenta su densidad, también se incrementa su temperatura. Lo usual es acomodar un interenfriador (“intercooler”) justo antes de la admisión, para conservar las ventajas que otorga la turbina. En los supercargadores tipo Roots, se opta por colocar el compresor lo más cerca posible del múltiple de admisión para ahorrarse el interenfriador y sus tuberías.
Como el motor sufre una fuerte modificación por el agregado del supercargador o turbocompresor, es necesario ajustar otros sistemas como el de alimentación (más gasolina), el de aire (una mejor respiración), distribución (adelantar el tiempo de avance), escape (para facilitar la entrada, hay que aligerar la salida), enfriamiento (un mejor radiador o bomba de agua), etc.
También es bueno considerar una revisión de las flechas pues si se logra un aumento de potencia superior al 30% es posible que trabajen al límite de sus posibilidades. Otras partes que también pueden sufrir por el incremento de caballos de fuerza son los frenos, ya que en un coche de serie están calculados para una determinada potencia. Si ésta se dispara entre un 30 y un 50%, es obvio que requieren optimización.
El final
Esta información sólo pretende ilustrar un poco sobre los sistemas de sobrealimentación que existen en algunos coches deportivos como los que se ofrecen en el “aftermarket”, puesto que no todo lo que se halla en el mercado es de colocarse y ya. Hay que considerar muchos puntos, pues la compra de un sistema de sobrealimentación no es económica. A cambio, se obtienen muchas satisfacciones, sobre todo para los amantes de las grandes potencias.
Uno de los motores más eficiente del mercado global: el 1.0 litros Ecoboost de Ford.